Secuencias de simplificación

Hablar de lo que hacemos se me hace un imposible categórico, si haces no explicas, porque si lo pudieras explicar no lo harías. Haces para conocer, para comprender…

¿Qué puede decirse de cualquier característica como el color, la forma, el peso, la escala, el tiempo, salvo que se asemeja a ciertas cosas y no a otras?

Es necesario mirar desde fuera, salirse del sistema para intentar conseguir una explicación de lo hecho. Pero, primero hay que describirlo, y no hay mejor descripción de una obra artística que la de su realización.

Sin embargo estamos aquí, hablando y reflejando por escrito un elucubrar sobre lo ya hecho. Hay una fisura, una grieta, entre los modos de hacer y de pensar y en el propio término artista. Titulé una revista que hicimos en un master Quizás quise decir y su lema era cuidado con el escalón. Por eso me siento más cómodo como proyectista y como hacedor.

Aprendí el oficio de proyectista en un estudio de arquitectura desde cero, necesité quince años de trabajo duro y exigente en proyectos reales hasta consolidarme como Project Manager de un gran estudio y a la vez estudié BBAA donde creaba utopías, esa experiencia formativa y vital ha dejado su impronta.

Por una parte, es fundamental el concepto de ideación proyectual, por el despliegue temporal que implica. Ese pensar del presente a través del pasado -la experiencia, lo que sabemos-, hacia el futuro. El proyectar implica siempre un proceso, que genera pensamiento, escritura e imágenes.  Por otra, se generan obras físicas en diferido, otros las construyen, y los aciertos y los errores se observan mucho después, esa es la diferencia que hay entre el arte y la arquitectura.

Como hacedor en arte, me enfrento a la resistencia de la materia, la forma, el color, en tiempo presente, con mis manos. Años de trabajo contra esta resistencia transforma la capacidad de observación, desvelando lo que ya existe pero estaba oculto. El producir de la tekhne griega, en su origen, más que arte u oficio manual, sería como un dejar aparecer, El trabajo siempre será una excavación, un cuidado obras, estamos trabajando.

El comienzo de ese aparecer lo describe muy bien Cormac McCarthy en Stella Maris, en boca de su personaje, la estudiante esquizofrénica de doctorado en Matemáticas. Viene a decir que todo nace, de que hace tiempo alguien comprendió que una cosa puede ser otra cosa. No se refiere a parecerse o actuar como, sino a ser esa otra cosa, representarla. Las piedrecitas pueden ser ovejas, el dibujo del bisonte es el bisonte. Lo que ahora nos parece trivial por el uso, es de hecho, la noción fundamental de la civilización, del lenguaje, las matemáticas, el arte: -una cosa puede ser otra cosa-.

Pensar intrínsecamente en esos procesos tan viejos como el mundo, darles una vuelta y ponerlos del revés. Me interesa más la relación entre las piedras y las ovejas, siempre un esfuerzo de abstracción, que la del dibujo del bisonte para representar un bisonte.

Lo interesante de la representación abstracta es que los problemas en los que trabajas pueden ser muy complejos, pues se prescinde del ruido de la realidad y de la vida tal como se muestra a los sentidos. Se sustituye esta complejidad irreductible, por lo que podríamos denominar “secuencias de simplificación”. No van de ninguna otra cosa, aquí, solo gobierna la lógica de las asignaciones (esto por aquello) y sus relaciones. Confías en que al trabajar con estos códigos, te expliquen por qué te los planteas, y en última instancia aclaren algo de ese aspecto de la naturaleza y de la vida que te preocupa. Quizás, lo más cercano que tenemos es la notación musical, portadora a la vez de estructura y emociones y le sigue la geometría, las matemáticas del espacio

De esta forma uno intenta trazar signos sobre una superficie.

¿Es posible aislar las improntas sobre una superficie como a uno le plazca?

¿Es posible llenar o vaciar el plano hasta la extenuación?

¿Y articularlas con algún sentido dado? De los resultados, aunque infinitos, muy pocos serán significativos.

Estamos en el día a día del trabajo en el estudio, en el eterno comienzo…

Me viene a la memoria el librito de Giorgio Agamben, Autorretrato en el estudio. Desarrolla la idea de que en el lenguaje hay dos tipos de relaciones: el primero y predominante sería la articulación plana, en la que los signos fluyen juntos y se coordinan unos con otros en el contexto del discurso de la representación, un ejemplo en nuestro campo sería la representación mimética.

Hay un segundo tipo en el que lo importante es el propio signo, Agamben lo denomina armonía austera, separándolo en la medida de lo posible del contexto asociativo de las imágenes.

Me interesa mucho esa noción de armonía austera, pues trabajo como ya expresé antes, con secuencias de simplificación, obviamente no estamos inventando nada, ya lo propuso Malevich y hasta aquí hemos llegado. 

Concretando, el lenguaje que articula mi trabajo, según yo lo veo, se caracteriza por ser una estructura de signos en tensión. Me interesa esa tensión que se produce entre los signos y convertirlos en signaturas, entendidas como el signo y su rastro, con su historia, con su memoria, funcionando como resonancias en la representación misma. Es aquí donde las cesuras, las interrupciones o la desaparición del signo para dejar que emerja el papel es equivalente al silencio en el ritmo sonoro. Esto es importante porque no trato de lo perdurable, sino de lo efímero, de lo transitivo: Poéticas transitivas he denominado algunas veces mi trabajo.

Un ejemplo, los signos de la serie Rodalquilar y Desiertos, funcionan como elementos diagramáticos sobre mi experiencia con un paisaje determinado, una vez sustraído todo lo visible.

La serie Campos de fuerzas, en la que estoy trabajando en la actualidad, heredera de Desiertos, se compone de superficies de papel muy frágil en las que emergen signos separados, incluso solo transparencias, huellas de los trazos, restos de su paso por encima del papel o por detrás, en segundo plano, sobre la transparencia del fondo. Signaturas, en las que el tiempo y los accidentes han articulado unas relaciones que podrían funcionar como moduladores de energía, entendida ésta, desde la tensión entre fluidez y resistencia inherente a los materiales utilizados: trazos de óleo, (aceite), acrílico (agua) y sus diferentes reacciones de absorción sobre el frágil papel.

En la serie que traigo a esta exposición, Medidor de nubes, planteo otro tipo de problemas. Una sola estructura recortada contra un fondo, acoge variaciones infinitas de formas en un plegar y desplegar continuo. La figura no es permanente, no hay una imagen final, es un proceso y toda forma en ese proceso de generación, en su devenir, requiere de un ritmo, y de aquí surge el tiempo. Recordemos que en su genealogía, rythmos nos acerca a la palabra skhema: forma, figura, contorno. Necesito la repetición, la articulación, la tensión entre muchos skhemas, para acercarme a esa armonía austera o sucesión de signos -rythmos- sobre el vasto fondo que da la serie. 

Forma y fondo entran en mutua tensión, el fondo se erige en forma y ésta participa del fondo. El papel de 9 g. con su transparencia nos permite atravesarla.

El interés de la estructura no proviene del reconocimiento de la figura “nube”, sino de la tensión de los sucesivos pliegues, de la vibración y resonancia que se producen en el proceso intrínseco de su formación. Nos permite participar de ese “aparecer-desvelar” del que hablamos antes, lo transitivo de la nube como idea y su naturaleza gaseosa, concretado en una forma.

Estos procesos son como dejar un rastro, algunos antropólogos basan la capacidad humana para el pensamiento abstracto, en seguir las pistas de nuestros antepasados cazadores. La presa no se ve, está oculta o está muy lejos, pero deja signos, huellas, rastros que hay que interpretar, puede llevar días o semanas llegar hasta ella, pero hay que confiar en el método.

En definitiva, no pienso que haya creación pura de formas. Hay un trabajo con la complejidad de los signos en dos sentidos opuestos, uno es expansivo hacia el infinito, con múltiples variables como el Action painting de Pollock, las Dispersiones de Julie Mehretu, y las series que se desbordan del cuadro de mis admirados compañeros Julián Gil, Alfonso Sicilia o Waldo Balart.

En el opuesto, los procesos de contracción material a los que me adscribo, buscan la reducción, la concentración de la materia, como la repetición modular de la columna infinita de Brancusi y la relación espacial de los objetos específicos de Donald Judd que se pueden apreciar en las piezas que Jorge Varas y Guillermo Lledó traen a esta exposición.

Sobre mi relación con el mundo del arte, las galerías y el mercado, como autor es la mínima posible. Como espectador es importante, ya que soy profesor en la Facultad de Bellas Artes de la UCM y tengo el deber de estar al día. Comparto plenamente la opinión de Alain Badiou en la que comenta que el sujeto del arte no es el artista, son sus obras. Que el artista aparezca, solo es bueno para el mercado, no para el arte.

Termino esta elucubración sobre mi trabajo con una vuelta al origen y con un poeta, Paul Valery, que marcó mis años de formación y me ayudó a entender la falsa dicotomía entre del pensar y el sentir, solo posible desde la ignorancia. En su célebre conferencia Poesía y pensamiento abstracto, afirma algo que he convertido en un mantra que muchas veces me repito a mí mismo cuando las cosas no salen:

“Un poeta no tiene como función sentir el estado poético: eso es un asunto privado. Tiene como función crearlo en los otros.”

En todo caso: Lo hago para mí mismo… Quiero que estas cosas existan y quiero poder verlas, que decía Newman.

¡El arte no puede ser escuela!

Al principio creía que un maestro debe tener la razón en todo.
Después, imaginé que mi maestro se equivocaba en muchas cosas.
A continuación, me di cuenta de lo que era correcto y de lo que era equivocado.
Lo equivocado era permanecer en cualquiera de las dos primeras fases.
Lo correcto era hacer comprender esto a todo el mundo.

Exposición Displace Menorca

La galería Encant de Mahón presenta la exposición DISPLACE MENORCA. Geometric Abstraction, una selección de obras de once artistas de varias generaciones cuyo nexo es la abstracción geométrica. 

El punto fuerte de esta propuesta expositiva es la apuesta por reunir a creadores de diferentes generaciones y mostrar la relevancia y actualidad que tiene la abstracción geométrica en el arte contemporáneo.

Los once creadores seleccionados: Waldo Balart, Eduardo Barco, Carlos Cartaxo, Emilio Gañán, Julián Gil, Piers Jackson, Gerda Kruimer, César Paternosto, Anto Rabzas, Alfonso Sicilia, Jorge Varas.

DISPLACE MENORCA: Geometric Abstraction (Abstracción Geométrica / Geometric Abstraction)
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Exposición en MADOS espacio

Queca Levenfeld organiza la exposición ORGANICA en la galería MADOS espacio y nos ha invitado a participar, por supuesto, lo hacemos encantados.

Magnitud imaginaria

Anto Rabzas Serie Desiertos Espacio Mados 2022

“El Arte no puede detenerse en un sitio ni repetirse siempre a sí mismo: por eso no puede sólo gustar. Si has puesto un huevo, has de incubarlo; si te sale de él un mamífero en vez de un reptil, debes darle algo con qué alimentarse; si, pues, un paso consecutivo nos lleva a algo que despierta un disgusto general e incluso un estado paravomital, no hay remedio. Hemos elaborado ya aquel Algo Concreto, nos hemos arrastrado y empujado tan lejos ya a nosotros mismos que, obedeciendo una orden superior al placer, tendremos que dar vueltas en el ojo, en el oído, en el intelecto, a lo Nuevo, categóricamente aplicado, porque fue descubierto en el largo camino del ascenso.”

Stanislaw Lem, Magnitud imaginaria; Impedimenta, Madrid, 2010, p. 27.

«forma es coincidencia de materia e idea»

Comenta Cernuda que para la transformación de la vida en poesía es necesario un trabajo riguroso de escritura:

“Conviene aclarar que forma no es algo exclusivamente exterior, como idea tampoco es algo exclusivamente interior; forma es coincidencia de materia e idea, y en ella no es posible distinguir a éstas, como el alma no es posible distinguirla del cuerpo en el ser humano. La esfera propia del arte se sitúa precisamente entre la abstracción ideológica, filosófica o metafísica y la ciega materia natural. La tarea del arte consiste tanto en corporeizar la entelequia como en espiritualizar la materia.”

Luis Cernuda, Obra completa. Prosa II, ed. Derek Harris y Luis Maristany, Madrid, Siruela, 1994, p. 161.

Materia oscura / Geometría mineral

Trabajando en las series Materia Oscura y Geometría mineral, desde la estructura del estimulante libro de Primo Levi, El Sistema Periódico, me viene a la memoria un extraño fragmento de Leonardo Padura en su libro, El hombre que amaba a los perros. Parece que no viene a cuento, que está insertado en el texto, solo por la belleza arrebatadora de sus palabras y las maravillosas alusiones a un mundo de leyendas ya perdidas y olvidadas:

Geometría mineral

«La bruma helada devoró el perfil de las últimas chozas y la caravana penetró otra vez en el vértigo de aquella blancura angustiosa, sin asideros ni horizontes. Fue en ese instante cuando Liev Davídovich consiguió entender por qué los habitantes de aquel rincón áspero del mundo insisten, desde el origen de los tiempos, en adorar las piedras.
Los seis días que policías y desterrados habían invertido para viajar de Alma Ata a Frunze, a través de las estepas heladas del Kirguistán, envueltos en el blanco absoluto donde se perdían las nociones del tiempo y la distancia, le habían servido para descubrir lo fútil de todos los orgullos humanos y la dimensión exacta de su insignificancia cósmica ante la potencia esencial de lo eterno. Las oleadas de nieve que caían de un cielo de donde se habían esfumado las trazas del sol y amenazaban con devorar todo lo que se atreviera a desafiar su demoledora persistencia, se revelaban como una fuerza indomeñable, a la cual ningún hombre se podía enfrentar: suele ser entonces cuando la aparición de un árbol, el perfil de una montaña, la quebrada helada de un río, o una simple roca en medio de la estepa, se transmutan en algo tan notable como para convertirse en objeto de veneración: los nativos de aquellos desiertos remotos han glorificado las piedras, pues aseguran que en su capacidad de resistencia se expresa una fuerza, encerrada para siempre en su interior, como fruto de una voluntad eterna. Unos meses atrás, viviendo ya en su deportación, Liev Davídovich había leído que el sabio conocido como Ibn Batuta, y más al oriente por el nombre de Shamsad-Dina, había sido quien le revelara a su pueblo que el acto de besar una piedra sagrada produce un goce espiritual alentador, pues al hacerlo los labios experimentan una dulzura tan penetrante que genera el deseo de seguir besándola, hasta el fin de los tiempos. Por eso, donde existiera una piedra sagrada estaba prohibido librar batallas o ajusticiar enemigos, pues la pureza de la esperanza debía ser preservada. La sabiduría visceral que había inspirado aquella doctrina le resultó tan diáfana que Liev Davídovich se preguntó si en realidad la Revolución tendría el derecho de trastocar un orden ancestral, perfecto a su modo e imposible de calibrar para un cerebro europeo afectado de prejuicios racionalistas y culturales. Pero ya andaban por aquellas tierras los activistas políticos enviados desde Moscú, empeñados en convertir a las tribus nómadas en trabajadores de granjas colectivas, a sus cabras montaraces en ganado estatal, y en demostrarles a turkmenos, kazajos, uzbecos y kirguises que su atávica costumbre de adorar piedras o árboles de la estepa era una deplorable actitud antimarxista a la que debían renunciar en favor del progreso de una humanidad capaz de comprender que, al fin y al cabo, una piedra es solo una piedra y que no se experimenta otra cosa que un simple contacto físico cuando el frío y el agotamiento devoran las fuerzas humanas y, en medio de un desierto helado, un hombre apenas armado con su fe encuentra un pedazo de roca y se lo lleva a los labios.»

Me interesa ese agudizar la mirada ante lo que aparece en la monotonía de un paisaje, las piedras como únicas señales o balizas que despiertan un contexto de historias que hay detrás. De su memoria, aprendida de generación en generación, depende la vida o la muerte del viajero y de ahí, su veneración.

También Elías Canetti en su libro Masa y Poder alude a los montones de piedras como hitos colectivos, recojo este pequeño fragmento:

Materia Oscura

Montones de piedra

(…) Se erigen montones de piedra porque es muy difícil volver a desmontarlos. Se les erige para mucho tiempo, para una especie de eternidad. No han de disminuir nunca, han de seguir siendo lo que son. No entran en ningún estómago, y no siempre se habita en ellos. En su forma más antigua cada una de las piedras estaba en lugar de un hombre que la había aportado al montón. Más tarde aumentan el tamaño y el peso de las partes constitutivas, y ya sólo se les puede construir por muchos a la vez. Representen lo que sea, contienen el esfuerzo concentrado de incontables y arduos caminos. A menudo es un enigma cómo se logró erigirlos. Cuanto menos se comprende su presencia, cuanto más lejana sea la procedencia de la piedra y cuanto más largos los caminos, tanto mayor fue el número de los hombres que uno debe imaginarse como erectores, tanto más profunda es la impresión que producen en todos los hombres posteriores. Representan el esfuerzo rítmico de muchos, del que nada queda excepto este indestructible monumento.

Autoconstrucción del artista. Juhani Pallasmaa

El arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa  sostiene que todo artista necesita de un tiempo largo de autoconstrucción, para eventualmente en el futuro poder crear algo por sí mismo. 

Me construí yo mismo, desde muy joven y puedes lograrlo absorbiendo las obras de otros y rodeándote de amigos artistas, escritores, poetas, artesanos, así es como te construyes.

Los libros son una magnífica fuente de sabiduría y un ejercicio fantástico para la imaginación: “Cuando leemos un buen libro, construimos cada uno de los personajes, cada habitación, cada espacio, cada casa, ciudades enteras que construimos en nuestra imaginación». Anima a sus alumnos de la escuela de arquitectura a no leer libros de arquitectura, sino buena literatura, poesía y libros de arte. 

El milagro del arte, es que transmite la presencia del creador, ya sea un artista actual o uno que vivió hace 25.000 mil de años y pintó un bisonte en una cueva: Su grandeza se mide por la atemporalidad.

Sobre Dibujo, Richard Tuttle

Uno de nuestros trabajos como artistas es abarcar polaridades que no se pueden abarcar en el mundo. Existe una polaridad entre la escritura a mano (o hacer marcas) y «no». Recuerdo estar en tercer grado y sentirme desesperado porque solo había dos formas de marcar una línea: adecuada o desaliñada. Está la línea de Henri Matisse donde tienes esta única línea o tienes una especie de línea maltrecha. Hay algunos dibujos recientes en los que siento que realmente rompí eso e hice un tercer tipo de línea completamente nuevo, dibujando de adentro hacia afuera. La mayoría de las líneas, o si quieres decir marcas, ocurren de afuera hacia adentro. Una flor o algo similar siempre viene de afuera al mundo en el papel, y creo que eso me apagaba cuando era niño. Encuentro el dibujo extremadamente importante porque puedes tener cualquier cosa que puedas dibujar como tuya, es de todos.

Richard Tuttle,  basis25 , principios de la década de 1970, grafito y acuarela sobre papel, 11 × 8.75 pulgadas.

En basis25 recuerdo, comenzaba con una línea de grafito, una cuestión de tomar un pincel cargado de color verde y repasarlo. Uno de los resultados que estoy viendo aquí con ustedes es que la brocha comienza a entregar una gran cantidad de pigmento, luego se aclara y termina con otra pila de pigmento. Tienes una sorpresa donde el verde se aclara. Puedes ver la línea del lápiz más fuerte. Estuve en Maine este fin de semana, caminando por el bosque, y podría traer ese verde a mi mente.

Cuando veo algo hermoso en la naturaleza, nunca pensaría en pintar eso, porque sé que la réplica nunca sería tan buena. Esto es una especie de broma, pero lo único que replicaría es la línea estructural debajo del verde en basis25 . Es tan simple, pero no hay otra forma de poner algo como esto en el mundo excepto como está en un dibujo. Y ese es mi juego. Si quiero algo mucho, prefiero que lo hagas; pero si no veo a nadie más haciéndolo, entonces tengo que hacerlo.

Richard Tuttle,  base14 , principios de la década de 1970, tinta y acuarela sobre papel, 11 × 8.5 pulgadas.

Vacíos

Creo en aquellos lugares, los que no suenan ni tienen nombre, que se caracterizan tal vez por el hecho de que allí no hay nada, mientras que alrededor, en todas partes, hay algo. Creo en los oasis del vacío. El hombre es el huésped de la realidad.
(Peter Handke)

Título: Joana Joana, Autor: Anto Rabzas. 2019. Papel de croquis 50 x 70 cm. Acrílico diluido en agua. Contraportada para revista de Cuadernos de Dibujo y Poesía 01 dedicado a Joan Margarit.

El verdadero contenido de una fotografía es invisible, porque no se deriva de una relación con la forma, sino con el tiempo”. John Berger